(Con leche condensada… ¡por favor!)
Disfrutar de un almuerzo en una ventosa y soleada tarde de enero puede ser sencillo y normal, sin embargo, tal cosa puede resultar todo un acontecimiento cuando la protagonista es Maribel Guardia, de irrefutable popularidad y respeto latinoamericano.
Esta artista, aunque se lo proponga, no pasa inadvertida, siempre es noticia aquí en su pequeño terruño o en México, su patria gigante. Maribel es mágica, tiene ángel y una luz natural. Si prueba un granizado o churchill también se puede convertir en una divertida anécdota.
Resulta que el 5 de enero arribó al país en horas de la madrugada. Venía a cumplir con su rito anual de pasar las fiestas de Año Nuevo con su mamá Vilma “Mima” Chacón. Ese mismo día fue a quitarse el antojo de probar un churchill rebosante en calorías, pero sin cargo de conciencia. De inmediato subió la foto respectiva en sus redes donde tiene más de diez millones de seguidores, pero algo la desanimó: no tenía leche condensada y ella quería su hielo raspado con sirope rojo, leche en polvo y leche condensada, como dice la receta puntarenense dedicada al político británico Winston Churchill. “¡Casi me muero!”, dijo desconsolada y triste.
Aunque siempre viene en Nochebuena, esta vez no pudo hacerlo, porque el 6 de diciembre le dio covid-19 y pasó la cuarentena enclaustrada en su burbuja familiar con su hijo, su nuera, su nieto y su esposo Marco Chacón, quien también fue atacado por el virus. A Marco le dio muy fuerte, en cambio a ella hasta ese virus la trató con discreta consideración.
Lo del granizado se convirtió en noticia y lo de la ausencia de la leche condensada, más.
El jueves 7 de enero, guardando los estrictos protocolos sanitarios, Maribel participó en un almuerzo en su honor en el Restaurante Estación Atocha Don Bosco, junto al alcalde de San José, Johnny Araya; el abogado Raymundo Macís; el director del Festival de la Luz, Jorge Arturo Villalobos y el anfitrión, el periodista Rogelio Benavides; ni uno más, cuatro en una mesa para diez en una ventilada terraza.
Cuando estaba a punto de levantarse la sesión, ¡sorpresa!, el chef Luis Diego Sáenz apareció con un churchill como ella lo soñó, rebosante de leche condensada. La mesa celebró el detalle y a la artista se le iluminó el rostro. Le supo delicioso, disfrutó hasta la última gota rosada del fondo. A ella no le afectan esos “pecados”, conserva la misma cintura de cuando tenía 18 años y el cuerpo cada vez más estilizado.
Cuando llegó la triste hora de la calabaza, debía llamar para que vinieran por ella, pero Raymundo Macís, educado y caballeroso, ofreció a llevarla en un Lexus de paquete, con elegante tapicería de cuero rojo, cual carroza imperial como lo merece la reina de reinas Maribel Guardia, quien aceptó la cortesía muy agradecida.
(Publicado en El Topo, Viva, La Nación, 10 de enero del 2021).